Singapur (I)

Perdón por la tardanza... pero he estado un poco liada con el tema de la vuelta o no vuelta y no estaba muy motivada para escribir.

Este fin de semana pasado fuimos a Singapur a visitar a mí prima Alicia, sí, esa que habla surrealismo, pero estaba muy ocupada y no pudimos verla. Así que nos dedicamos a visitar la isla, ciudad-estado por nuestra cuenta (otra vez será Ali).

Para llegar hasta allí teníamos dos formas de hacerlo, en avión o en bus... El bus tarda 5 horas, y el avión tarda menos, pero en llegar al aeropuerto es una hora, más las dos horas antes de estar allí, la hora de vuelo y la hora de traslado aeropuerto hotel... pues era el mismo tiempo y más dinero, casi no merecía la pena. Así que cogimos un bus que salía a las 7 de la mañana, pero era un bus de categoría, con una fila de asientos grandotes a cada lado del autobús, dos pisos, una pantalla individual para cada asiento, videojuegos y películas, y además te daban de desayunar, qué mas se puede pedir??
Ahora, desayunar en el autobús era una odisea. La mesita del sillón tenía el baile de sambito y lo que en un principio parecía fácil, se nos complicó tanto como cualquier cosa a Pepe Villuela. Al abrir la botella de agua, se desparramó toda, porque la botella estaba muy llena y muy bien cerrada y al apretar para abrirla pues ya imagináis... Luego la bandeja de la comida, he de aclarar que esta gente no come con cuchillo, sólo te dan una cuchara y un tenedor de plástico, y ahí te las apañes con el pollo, el arroz, la verdura, etc... bueno, pues el pollo salió rodando sillón abajo, el tenedor se rompió a la segunda pinchotada, la cuchara te cortaba los labios al comer... total, que un lío.
Antes de llegar a Singapur, nos bajaron del autobús para pasar el control de aduanas de Malasia. Luego nos volvieron a subir al autobús para seguir el camino y cruzar el puente que une Malasia y Singapur. Una vez cruzado el puente, nos hicieron bajar para pasar la aduana de Singapur... Hasta que por fin llegamos a nuestro destino. Lo primero fue ir al hotel a dejar la maleta para poder movernos libremente.
El hotel se llamaba algo así como YWC, era raro, parecía más una especie de colegio o sala de exposiciones que un hotel, pero bueno, era céntrico y barato. La habitación, comparada con la que tenemos en KL era pequeñiiiiiisima, y además tenía dos camitas separadas y un minibaño. Una vez dejada la maleta fuimos a coger el metro, que por cierto funciona bastante bien.
El plan del sábado era ir al paseo marítimo, ver el Marlion, comer por la zona, ver el museo de las civilizaciones asiáticas, subir a la Noria y por la noche cenar en el paseo del río. Estuvimos paseando por el paseo marítimo, pero hacía mucho mucho calor, llegamos al Marlion y como no, estaba lleno de gente. Estuvimos haciendo un par de fotos, y como eran ya casi las dos decidimos comer. Dimos con un bar de tapas españolas, y comimos bastante bien con música ambiental de Alejandro Sanz y Amaral.
Después nos dirigimos al Museo de las Civilizaciones Asiáticas, que nos pareció bastante interesante. Había restos arqueológicos de China como porcelana y vasijas, algunas incluso te dejaban tocarlas. También había ropa antigua de Tailandia, también había joyas, estatuas, armas, restos de columnas, y todo de diferentes partes de Asia, como Taiwan, Vietnam, Indonesia, la India... pero no había nada de Japón, no encontramos nada de nada. También había una exposición especial de tejidos, hasta había videos que explicaban como los estampaban a mano, o como los teñían. Pasamos un rato divertido y fresquito.
Cuando terminamos nos dirigimos a la Noria para ver la ciudad de Singapur desde lo alto, pero cuando llegamos allí estaba como cerrado. Al principio pensamos que las taquillas estaban cerradas porque a lo mejor ese día era gratis, pero no, arriba ponía que estaba cerrado por mal tiempo, y es verdad que a partir de las 5 de la tarde empezó a tronar y a caer relámpagos.
Cruzamos el puente que lleva de la noria al Marina Bay, que es uno de los últimos edificios que han construido el cual contiene un hotel y un centro comercial, y estuvimos por allí haciendo algunas fotos hasta que se puso a llover. Caían rayos por todos lados, desde la noria al otro lado de la ciudad, hubo uno que yo pensé que había caído allí mismo en la plaza, porque se iluminó toda y el trueno se oyó de inmediato, casi a la vez... Vamos que estuve buscando un rato a un pobre chamuscado, pero no encontré ninguno.
No paraba de llover, pero tampoco era una lluvia fuerte, era más chispeo continuo y molesto, por lo que decidimos seguir nuestro camino, ya que ya había anochecido y sabíamos que había una especie de espectáculo de luces por la noche, a parte de muchos elementos iluminados por todo el paseo marítimo.
Después cenamos en la zona de Boat Quais, que es el paseo del río. Había un montón de restaurantes pero había uno que celebraba el San Patrick's Day y daban una cerveza verde, así que decidimos cenar allí. Cenamos bien, y como ya había parado de llover y estábamos bastante cansados, nos volvimos al hotel a dormir.
Y ese fue nuestro sábado en Singapur.



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