Las Batu Cuevas


Jelou chicos!! No sé si seguís ahí... pero por suerte o por desgracia nosotros seguimos aquí, y últimamente no hace muy buen tiempo, será el cambio climático?? No sé, no sé... Pero el caso es que lleva una semanita de lluvia y tormenta casi continua. Hasta ahora habíamos conseguido esquivar los ratos de lluvia en Kuala Lumpur, siempre llovía mientras que estábamos comiendo en algún sitio, o justo al llegar al hotel, pero claro, si llueve todo el día, te pilla sí o sí.
Y es que la lluvia aquí es muy enfarragosa porque entre que las calles tienen bastantes baches, en los que se hacen charcos que tienes que ir saltando, que no están tampoco muy limpias, y que llueve con fuerza, no hay quien llegue seco a ningún lado. El paraguas sólo te vale para la cabeza, y aunque vas mirando al suelo para no meter el pié en un charquito, cuando llegas a la zona acerada y te relajas... plaaaaaaaf, baldosa bomba!!

En fin, el sábado por la mañana aprovechando que no llovía, nos dirigimos a ver las Batucadas... no, espera, que no es así, la Batu cuevas, eso eso. Las Batu cuevas o Cuevas de Batu, es un afloramiento de piedra caliza bastante grande, situadas a 13 Km de Kuala Lumpur. Las descubrió un americano 120 años atrás y posteriormente los hinduistas construyeron allí un santuario para el que si quieres acceder, tienes que subir nada más y nada menos que 272 escalones.
Una vez entras en la cueva, tienes que volver a bajar y luego a subir otro poco para acceder a la cueva-atrio, donde hay otro pequeño santuario. Pero realmente lo interesante de esta visita en sí es la cueva, y los monos de la cueva, porque los templos hinduistas son un poco como un paseo por Disneylandia lleno de estatuatillas muy coloridas, y todavía en Disneylandia las estatuas se mueven, bailan y cantan, pero estas no, y como nosotros tampoco sabemos muy bien cuales son los rituales, ni los dioses o santos que siguen... pues todos nos parecen iguales. 
Hemos aprendido que dos de sus rituales son... uno, rodar por el suelo hasta llegar al pié de la Batu cuevas, con el pelo corto y untado de algún tipo de arcilla amarilla, y dos, rezar con un coco en la mano para luego cuando terminan estrellarlo contra el suelo como si tuvieran un cabreo de narices. 
Bueno, como os iba contando, después de subir los 272 escalones, que estos no nos costó tanto subirlos como los de las cascadas de Langkawi, estuvimos un rato paseando por allí, haciendo fotos varias, hasta que llegamos a la cueva-atrio, y empezamos a ver moninos, estaban todos en las paredes de las cuevas menos dos ó tres que andaban robando comida del santuario, o de la gente que llegaba.
 
 Los moninos, al igual que los perros huelen el miedo, y había allí una chica asiática, me aventuro a asegurar que japonesa, que vio a uno en la barandilla de la escalera demasiado cerca y empezó a gritar y a esconderse detrás de su pareja, amigo o lo que fuera, llamando así la atención del monino en cuestión que clarostá, la perseguía por toda la escalera, y cuanto más la perseguía más gritaba, y cuanto más gritaba, el otro más la perseguía... total, un chow. Luego también si llevas una bolsa en la mano, o algo que parezca comida también te persiguen, guardando distancia, pero te persiguen. 
El caso es que había uno que se metía en el santuario y un niño indio lo echaba continuamente, así que fui a hacer una foto de la escena que era bastante graciosa, cuando de repente me dice una chica, in your bag, mira, me quedé blanca... no notaba que pesara la mochila, así que empecé a pensar que sería un bicho, si tenía algo de suerte sería una mariposa, así que intenté mirar despacito... y había un mono!! pero no en mi bag, si no en mi back, jajajaja, total que estaba detrás de mí, pero no hacía gran cosa.
Después nos fuimos al Zoo, porque tiene varios premios y tal, pero bueno, nada del otro mundo, un zoo. Los animales nocturnos no se podían ver bien, y algunas jaulas eran demasiado pequeñas como la de los osos, y algún otro mono. Y no habíamos terminado de ver todo cuando se puso a diluviar y ya no paró... así que nos perdimos la carrera de elefantes, no vimos los reptiles, ni los conejos... pero bueno, disfrutamos con los orangutanes y con un gato de los montes pequeñito (mapachito) que sacaba sus manitas de la jaula pidiendo limosnilla...

Y poco más, luego he llevado a Javi a que se pele en una peluquería donde había visto a algún que otro occidental pelándose días atrás, y oye, me lo han dejao muy guapo, mejor que una foto, os dejo el proceso.

PD: No me deja subir el video porque es muy largo y el programa no me deja cortarlo, se ha vuelto un poco loco... sorry.
Besitos!


3 comentarios:

Publicar un comentario