Estrés Vacacional (Parte I)


Cuando uno escucha la palabra vacaciones suele relacionar ésta con descanso, paz, desconexión... y sí, lo ideal es que eso fuera así. Pero cuando uno va a un sitio que no conoce, tiene poco tiempo para estar allí y sabe que va a ser muy difícil volver, pues empieza a generar dentro de sí una prisa por verlo todo, un corre corre que no nos da tiempo, y como encima no viajes con alguien que quiere hacer lo mismo que tú, las peleas de turno. Bueno que me enrollo, para el finde pillamos un vuelo barato a Langkawi, así que yo me estudié todo lo que había que ver, qué era más interesante, como llegar, incluso hice cuentas para ver si salía más rentable alquilar un coche... y luego llegó Javi y dijo... pero yo quiero descansar!! puf... lo mato.

A todo ésto, vosotros os preguntaréis... ¿Qué es Langkawi?? y lo que es más importante ¿Donde narices está?? Bien, os respondo a vuestras preguntas...
Langkawi es un conjunto de islas, al noroeste de la península de Malasia y que hacen frontera con Thailandia. Sí buscáis información en internet, éste, os contará que posee magníficas y paradisíacas playas, exuberante vegetación, una gran diversidad de fauna y un montón de actividades que practicar en ella. Perdonarme si mientras que leéis mi relato no os da la sensación de ser tan maravillosa.

Mi "planning" para el sábado era, llegar al aeropuerto a las 11 a.m., alquilar un coche, llegar al hotel para el "check in", y salir pitando antes de las 12 p.m. hasta Tanjung Rhu, al norte, a ver si pillábamos una excursión para ver los manglares, las águilas, los pájaros y los monos; Después y bajando hacia el hotel pasando por la cantidad de "waterfalls" que hay en el camino. Ese era mi "planning". Pero... el avión que nos llevaba a Langkawi era como un autobús, hasta 3 minutos antes de despegar ahí seguía llegando gente, niños, carritos, maletas, etc. Así que despegó tarde, y por tanto llegó tarde.
A las 11:10 a.m. estábamos en el aeropuerto, nos dirigimos a alquilar un coche barato, ya había buscado yo información de por cuanto lo conseguía la gente por si había que regatear, pero todas las agencias (que funcionan como el mercadillo pacense) tenían el mismo precio, así que pillamos un "boogie" pequeño tipo Daewo Matiz, pero ojo, aquí conducen por la izquierda así que todo en el coche está al revés!! Era un cachondeo, cada vez que Javi se montaba en el coche se repetía, tengo que ir por la izquierda... jajajaja, y cuando llegábamos a un cruce lo volvía a decir mientras que activaba el limpiaparabrisas en vez del intermitente.
No tardamos mucho en llegar al hotel, todo está más cerca de lo que parece. Pero en el hotel tuvimos ciertos problemas porque al reservar el Jueves, pues el chico decía que no le aparecía la reserva en el ordenador. Así que tuvimos que conectarnos con el móvil a la wifi del hotel, cargar el correo y buscar el mail de reserva. Se nos hizo más tarde... lo único bueno es que con el "check in" te invitaban a un "cocktel" riquísimo y refrescante.
Una vez conseguimos hacer el "check in" un chaval cogió nuestra maleta, la montó en un carrito de esos de golf y nos llevó a nuestra habitación en medio del mar... o el lago, bueno lo que fuera. Habíamos reservado una preciosa habitación en una casita de madera, encima de unos pilares en medio del mar. Esto suena bonito y romántico, pero yo es que soy de tierra adentro y todo lo que sea estar en el mar y más de noche me da un poco de cague... pero bueno, era bonito y romántico.
Una vez dejamos la maleta, nos pusimos los bañadores, salimos pitando, pero ya eran las 13 p.m. y pensamos que no nos daba tiempo en una hora a llegar al norte para ver lo de los manglares, así que fuimos a ver las cascadas que en internet pone que son maravillosas y te puedes hasta bañar!! La primera era Telaga Tujuh , la cascada de las siete pozas. Llegamos al aparcamiento, y empezamos a subir escaleras, y escaleras, y más escaleras, mientras que por la barandilla bajaban una pandilla de monos (supongo que en busca de algo que comer porque abajo había puestos de comida y bebida), los cuales te pasaban demasiado cerca para mi gusto y te miraban con ojos golositos... En el momento en que uno pasaba a nuestro lado Javi se puso a hacerle fotos, y como yo iba mirándolos por si se nos abalanzaban pues me tropecé con él. Y diréis que exagerada!! pero no, en estos sitios los monos te roban por diversión, o para que les des algo de comer, o a veces te roban las cosas para que luego venga un tío se lo quite y le tengas que dar la propina correspondiente.
Las escaleras eran interminables, todos los que íbamos subiendo tuvimos que parar un par de veces para descansar, además estaban mojadas, porque llueve bastante por la zona, y por tanto resbaladizas. El caso es que cuando llegamos arriba la cascada era bonita, la vista mejor, podías ver pasar el telesférico (al cual se nos olvidó subir), y un montón de guiris en bañador resbalándose y gritando de poza en poza como si fuera un aguapark. Hacía mucho calor y yo me hubiera bañado, pero teníamos que seguir viendo cosas, ya habíamos salido tarde del hotel. Hicimos varias fotos y cuando íbamos a bajar nos encontramos un árbol lleno de monos, estos estaban muy tranquilos mientras nos observaban, nosotros también nos quedamos un rato observándolos.
Ya eran las 14 p.m así que decidimos parar a comer en algún sitio antes de que se hiciera más tarde y tener que andar con prisas por el hambre y tal. Paramos en el Telaga Harbour Park, en Pantai Kok, Era un puertito de barcos y había allí varios restaurantes, comimos algo rápido. Mientras esperábamos la cola para pedir notábamos como nos temblaban las piernas del esfuerzo de la subida a Telaga Tujuh. Una vez alimentados, seguimos nuestro camino hacia la Cascada de Temurum, ésta estaba llena de gente, había allí un grupo de chicos haciendo rápel, cuando llegamos al primer salto Javi se entretuvo haciendo algunas fotos artísticas, y entonces nos adelantó un grupo familiar con niños en mala edad que pasaron tirando petardos (si pensábamos ver algún bichito, lo dimos por perdido), pero vamos, que daba igual porque en el segundo y último salto había otro grupo de rápel, gente bañándose, niños pequeños, etc. He de decir, que las fotos que había visto en internet de esta cascada eran más impresionantes que lo que vimos nosotros.
Además por la carretera había carteles que ponían que había que conducir despacio porque la fauna salvaje cruzaba la carretera, en algunos a parte de las explicaciones en inglés y en malayo, había el dibujo o de un monino o de un varano, pero no vimos ninguno. De camino a la tercera y última cascada, nos detuvimos en la "Black Sand Beach", una playa larga en el norte, las cuales dicen que son las mejores. Allí no había nadie, ni tomando el sol, ni bañándose, ni siquiera jugando a la pelota o a las palas, sólo había basura y dos o tres personas igual que nosotros mirando. Me sorprendió lo de la basura porque cuando estuve buscando información en internet decía la gente que allí son muy ecologistas y que siempre hay gente limpiando todo, pero en este caso no era así, bueno, en éste y en otros porque en la primera cascada también había mucho plástico por el camino, y a los lados de la carretera también. Me hubiera bañado, el agua estaba caliente pero me gusta que el tiburón de turno tenga donde elegir menú, tampoco me descalcé porque me daba miedo pincharme o cortarme con algo. Por la orilla estuve buscando tesoros para mi tito Jose, pero no había gran cosa.
Llegamos a Durian Perangin Waterfall, en el aparcamiento había un montón de puestos de souvenirs, atravesamos la entrada y cruzamos un puentecito. Luego empezamos a subir escaleras. Ya era tarde y las nubes grises empezaban a aparecer, aunque seguía haciendo mucho calor. En esta cascada sólo había un grupo de niñas bañándose con ropa, no había mucha agua. A la vuelta nos cruzamos con dos parejas que también subían a ver la cascada. La verdad es que no era gran cosa. Nos detuvimos a ver algunos bichitos y plantas, pero poco más.
Ya estábamos cansados, y nos habíamos quedado con ganas de darnos un chapuzón en algún lado. En vista de que amenazaba lluvia, que la playa no nos pareció un buen sitio, y que las cascadas estaban abarrotadas, nos plantamos en el hotel para disfrutar un rato de la piscina.
Mientras nos bañábamos yo pensé que como se pusiera a llover (además aquí que no chispea nunca, sólo diluvia) a ver como íbamos de la habitación a la zona del restaurante. Y así pasó, nos duchamos y cuando decidimos ir a cenar, que ya era casi de noche, diluviaba. Estuve buscando un paraguas en la habitación, porque ni el paraguas ni la báscula, faltan nunca en los hoteles malayos, pero no lo encontré. Así que salimos corriendo hasta un cenador que hay por el camino y nos detuvimos ahí, sólo habíamos recorrido 20 metros y estábamos bastante mojados. Empezó a llover con más y más fuerzas, además había tormenta y el cielo no dejaba de iluminarse, así que Javi aprovechó para hacer varias fotos con el trípode, mientras yo esperaba a ver si venía un cochecito de los de golf a recogernos, pero no. Pasó una pareja con un paraguas y nos dijo que había paraguas en la habitación y yo le dijes que yo no lo había encontrado, entonces dijeron que sí que en el armario (yo ya había mirado ahí), así que Javi volvió a buscarlo mientras yo lo esperaba. En ese rato de 4 ó 5 minutos pasaron dos coches de golf que me preguntaron que si me llevaban... ains, para que al rato volviese Javi y me dijera que no había paraguas... lo matoooooo.
En fin, toda la noche estuvo lloviendo y tronando, la señal de la tele se iba continuamente y no había internet, pero bueno, estábamos bastante cansados así que nos dormimos prontito. Así terminó nuestro sábado de estrés vacacional.

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