Sábado de turisteo

Jelou mis queridos lectores!! Os tengo un poco abandonados, lo sé, pero es que no pasa nada interesante... lo más interesante que pasa es que lleva 2 días sin llover y no sabéis que bochorno hace. No pasaba tanta caló desde el viaje a Japón!!

Bueno, el viernes me aventuré a ir a por algo de comer al Suria KLCC (centro comercial de debajo de las Torres Petronas). Tienen un supermercado que tiene casi de todo y luego una zona de comida para llevar. No sabéis que barato es comer aquí, es más barato comprar comida hecha que cosas para hacer en casa. Me llevé una ensalada de col (la cual no me pude terminar de lo grande que era), una hamburguesa de pollo, y unas patatas fritas y todo me costó menos de 2,50 €... La bebida es más cara, pero yo tenía agua en casa. También ví que vendían en el Harrods, los pastelitos franceses estos, los Macarons, así que me llevé unos cuantos para probarlos. Sabéis de qué os hablo?? Estos pastelitos tan bonitos que todas las "It Girls" de los blogs compran cada vez que pasan por Paris, como si fueran el tesoro más preciado... pos son un mojón!! Qué malos están los jodíos!! Si lo llego a saber los hubiera disecado y dejado como decoración.
Para cenar, ya estábamos un poco hartos de la comida picante, así que fuimos al bar de Pintxos españoles que hay detrás de nuestro hotel. Es el mismo bar que sale en "Españoles por el Mundo en Kuala Lumpur". Estaba a tope!! (aquí lo español gusta). Tuvimos que esperar para cenar, pero como sólo queríamos tomar unos pintxos pues nos quedamos en la barra. La música era toda española, Estopa, MClan, La Quinta Estación, Shakira... incluso una canción que a mí me encanta y Javi no me deja cantar porque no le gusta nada, y es el gran éxito de los Centellas "La luna y el toro"!! Pedimos unos pintxos de tortilla de patata (mmm rico), unos choricitos españoles fritos (un poco fuertes, pero bien), pan tumaca... pero teníamos una pareja Japonesa al lado que pidió una paella para dos, y tenía muy buena pinta. Lo que les sobró se lo llevaron en un taper. Había muchos españoles y sudamericanos (también chinos y malayos, y en gran cantidad), pero españoles sobre todo, y cuando pasó la hora de cenar la gente seguía pidiendo copas y cóckteles, entre ellos la Sangría y el Calimocho. Por cierto, aquí quien se está haciendo con el mercado de vinos son los chilenos, se venden sus vinos por todos lados.
Ayer sábado, decidimos hacer una rutilla a pié, bueno, más bien dos rutillas, porque en la guía ponía que el circuito por Little India eran unos 1,5 km y el de Chinatown de 1,6 km, así que los unimos para verlo todo en un día. Ya habíamos pasado con el coche por la zona y para seros sincera... yo no iba con muchas ganas, no tengo nada en contra de indios o chinos pero son bastante desordenados y poco pulcros, y además con estos calores en cuanto dejas un poco de basura en la calle... huele que alimenta!! buadgh... Cogimos el monorraíl para llegar a la zona, y luego seguimos andando. Little India está un poco más organizado; en una calle ancha hay un cine donde proyectan películas de Bollywood, y luego la calle se alarga, y está toda llena de tiendas de telas. No he entrado en todas pero más o menos tenían los mismos tejidos con los mismos estampados, y su finalidad era hacer Saris para indias (no tenían un precio barato, además no eran el doble de ancho). 
Cuando pasas las shophouses, empiezas a ver más espacio en las calles, más limpieza, fuentes (como la fuente de Sarracenia, foto más abajo) y llegas a las mezquitas musulmanas para indios, y otros edificios gubernamentales muy bonitos, los cuales han tenido usos diversos durante su historia, hasta que llegas a la plaza de la independencia o la plaza Merdeka. Como curiosidad, a la hora de los rezos musulmanes, estés donde estés, se oyen por megáfonos de no se sabe donde, un tío que va indicando la oración del día... suponemos.
China Town no es tan china como el China Town de Nueva York, está muy mezclada con Little India, y salvo algunos puestos, un mercado de productos frescos y algunos templos, no hay mucho más. El menú del día no nos gustó mucho así que en un principio decidimos comer en una hamburguesería.


El caso es que visitamos varios templos. Los templos chinos no son muy diferentes a los restaurantes que montan en España. Tienen sus puertas rojas, sus letras doradas, sus dragoncitos azules y verdes, sus farolillos, y el mismo jaleo!!
Nada que ver con los templos Japoneses, ni con su cultura, ni estilo de vida... Después de haber estado en Japón os puedo decir que los chinos y los japoneses no se parecen en nada... ya, ya, a parte de los ojos, que es la primera pista, los ojos, los japoneses parecen que están todo el día enfadados, sus lagrimales hacia abajo y su rabillo hacia arriba, son muy característicos; pero hay otras cosas como por ejemplo, el color de la piel. Los japoneses son paliduchos, además no les gusta mucho tomar el sol, van siempre tapados, con guantes, con leggins, con sombrillitas (incluso cuando hace calor)... y los chinos son de un amarillo moreno, son más oscuros. Y como última pista... su comportamiento!! Son radicalmente opuestos los unos de los otros. Los japoneses son muy muy educados y muy respetuosos, son silenciosos, son pacientes, son confiados... ahora, los chinos?? puf, los chinos... Son gritones, son molestos, tienen una cara que se la pisan... supongo que como son tantos, su ley de vida es el ya muy conocido lema del mercadillo pacense... "la que sabe se aprovecha!!" OJO!! no digo que todos sean así, pero es la impresión que dan, cuando entrábamos en un templo japonés, se respiraba calma, todo el mundo estaba calladito o susurraba, nada de comida o bebida, y fuera los zapatos; en los templos chinos los niños corren, la gente grita, comen, beben, hay sillas de plástico amontonadas, mesas, etc...
Seguimos el recorrido de la guía y recomendaba un restaurante chino que había en una plaza, el cual encontramos!! (solemos encontrar todo lo que pone en las guías, pero en la guía de Malasia la fecha de edición de esta es de 2007 y ya nos ha pasado con varios restaurantes, que cuando hemos llegado al sitio habían desaparecido). Así que aunque era tarde, en la puerta ponía que servían de 11 a.m. a 11 p.m., decidimos entrar. Miramos la carta y elegimos unos rollitos primavera, y un plato de arroz y pollo para cada uno. El mío era algo parecido al arroz tres delicias, pero Javi sin saberlo había elegido el famosísimo Arroz Azul!! El azul se lo da unas pequeñas flores de color azul oscuro que los malayos usan para teñir muchos alimentos, sobre todo postres. Al ratito de estar allí, entró un grupo de chicas (suponemos que australianas), con la misma guía que nosotros.
Visitamos un par de templos más, y ya cansados nos volvimos al hotel a descansar. Por la noche fuimos a cenar a un buffet libre de comida japonesa que habíamos visto de camino a las Petronas. Lo bueno del buffet es que puedes probar muchas cosas sin tener que pedir un plato entero. Yo en este caso probé los famosos huevos milenarios de pato (plato que es chino, no japonés, pero ya que los había yo los quería probar).
Para conseguir este efecto negro, los huevos se introducen durante cuatro meses en una mezcla de cal, ceniza, sal y cáscaras de arroz. El tacto es gelatinoso y duro, y el sabor es igual al de un huevo cocido pero con un regustillo muy muy ligero al final como de colonia... vamos, que los cocidos salen más baratos, no tardas tanto en hacerlos y están más buenos!!

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